¿Cómo calentar tu casa gastando poco?

El aislamiento térmico es una de las principales claves para garantizar el confort en casa, tanto en invierno como en verano. A continuación ofreemos algunos consejos prácticos para reducir el consumo de energía en casa y disminuir los gastos que, a menudo, tienen su origen en un mal aislamiento de las viviendas.

Con el paso de los años, muchos edificios han sufrido la degradación de los materiales, tanto en su construcción como en el mantenimiento que se ha hecho de estos. Esto provoca, a menudo, que las viviendas sean más frías de lo que deberían y, por tanto, que necesiten más energía para calentarse.

Una de las claves más importantes en la construcción de edificios es la elección de un buen aislamiento, que se consigue en muchos casos a través del aislamiento térmico de fibra de madera.

La carpintería

La carpintería de las ventanas influye directamente en la capacidad que tiene una casa para mantener la temperatura estable. Las ventanas con doble vidrio o de doble acristalamiento tienen un mayor aislamiento, lo que favorece que la temperatura no se escape de la vivienda en invierno ni entre el frío en verano.

Un cristal bajo emisivo en las ventanas permite mantener la temperatura interior y que no se escape. Este tipo de cristales son cada vez más utilizados en las nuevas construcciones, tanto en casas como en edificios de oficinas, ya que es una gran inversión que se amortiza con los años. Además, la gran ventaja de este tipo de ventanas es que permiten ahorrar energía para mantener la vivienda a una temperatura constante, algo esencial en las épocas más frías y calurosas del año.

¿Qué es un calefactor eléctrico?

Un calefactor eléctrico es un aparato que se utiliza para calentar un ambiente mediante un sistema de calentamiento que funciona con electricidad.

Tipos de calefactores

Existen diferentes tipos de calefactores dependiendo de como lo que hagan para generar calor. Entre los tipos de calefactores eléctricos podemos distinguir:

  • Calefactores cerámicos: estos calefactores se caracterizan por emitir calor de forma muy rápida pero no muy duradera. Además, tienen un nivel de consumo muy bajo.
  • Calefactores de aceite: estos calefactores son los que más tiempo mantienen el calor y que se puede regular la potencia de forma muy fácil. Además, el calor que emiten se reparte por la habitación de forma más uniforme. El inconveniente es que tardan más en calentar.
  • Calefactores de convección: estos calefactores también se caracterizan por su rapidez a la hora de calentar. El inconveniente es que suelen ser más grandes y no calientan de forma muy uniforme.
  • Brasero y mesa de camilla. Quizá lo que más echemos de menos de casas de nuestras abuelas, llegar a casa, levantar el faldón y acurrucarse para sentir el calor del brasero. Una forma muy económica de disfrutar de una tarde viendo la televisión sin pasar frío.

¿Cómo funcionan los calefactores eléctricos?

Los calefactores eléctricos se basan en un sistema de generación de calor. Hay varios sistemas para generar calor en función de la potencia de calentamiento:

  • Sistemas de resistencia: generan calor gracias a la electricidad que circula por unos cables de resistencia. En función del tipo de calefactor será diferente el tipo de resistencia.
  • Sistemas de ventilación: estos sistemas también generan calor por circulación de electricidad pero en este caso lo que se calienta es un ventilador que hace circular el aire por la habitación.
  • Calefactores cerámicos: en este caso generan calor mediante la electricidad y un material cerámico que se calienta con la electricidad. Es el sistema más rápido para calentar y tiene un menor consumo de electricidad.

Si tienes calefacción de gas natural en casa, sigue el correcto mantenimiento de los radiadores y en los días muy fríos será más económico dejar la calefacción en funcionamiento a menor temperatura que apagarla para volver a encenderla cuando haga demasiado frío en casa.

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